Un pasaje cultural abierto al mundo
Alfonso Buitrago Londoño

Un pasaje cultural abierto al mundo

Inauguración del mural de la Cámara de Comercio de Medellín con la visita del presidente Turbay, 1978. Archivo de la Cámara de Comercio de Medellín.

 

En el hall principal del edificio de la Cámara de Comercio de Medellín, detrás de las taquillas de recaudo y como telón de fondo del espíritu comercial de la ciudad, se encuentra una de las obras más ambiciosas del período tardío del maestro Pedro Nel Gómez: Raíces económicas y biológicas del desarrollo del departamento de Antioquia, un mural al fresco que inició el 7 de junio de 1977 y culminó el 18 de febrero de 1978, a la edad de 78 años.

El lugar era privilegiado para exponer en extenso sus ideas sobre el progreso del pueblo antioqueño no solo por el tamaño ―una pared de 24 metros de ancho por 5.6 metros de alto―, sino por la naturaleza de quien se lo encargó, una institución que desde principios del siglo XX ha representado el carácter comercial y empresarial de las gentes de Antioquia. Además, concluía de forma artística la obra de su edificio emblemático en la avenida Oriental, inaugurado meses antes, el 25 de octubre de 1977.

Desde su concepción, el edificio fue pensado no solo con un interés comercial, sino para albergar y auspiciar las expresiones artísticas y culturales en un sentido amplio. Por eso, fue dotado con un auditorio para conciertos, obras de teatro y proyecciones de cine; un salón para eventos académicos nombrado en honor al poeta Epifanio Mejía y una sala de exposiciones. La planta baja funcionaba como un verdadero centro cultural, en el que se presentaban artistas de fama internacional de la época como el Cuarteto de Cuerda de Manhattan, que tocó en 1980 en la celebración de los 75 años de la Cámara; y en sus diferentes espacios iniciaron o potenciaron sus carreras numerosos artistas nacionales. De muchos de ellos, la Cámara ha adquirido sus obras, que hoy constituyen una de las pinacotecas particulares más importantes de la ciudad, con cuadros de Rafael Sáenz, Francisco Antonio Cano, Lola Vélez, Horacio Longas, Jesusita Vallejo, Ethel Gilmour, entre otros, y que abarcan un amplio rango desde arte colonial y del siglo XIX, representantes de escuelas como la academia y el nacionalismo, hasta arte moderno y contemporáneo.

La altura de una idea

Algunos de estos cuadros adornan las paredes de la oficina de la presidencia y la sala de juntas, que está presidida por Chivo expiatorio, un lienzo en acrílico de 1.50 por 1.50 metros de Alejandro Obregón. Anselmo Sánchez, quien durante cuarenta años ha trabajado en la gestión cultural de la Cámara, recuerda como él mismo fue con un cheque de seiscientos mil pesos a comprarle el cuadro al maestro Obregón, quien lo había expuesto en el Palacio de Exposiciones en la IV Bienal de Arte de Medellín de 1981, de la que la Cámara fue uno de los patrocinadores.

Anselmo, en sí mismo, es resultado de entender la cultura como un vehículo de transformación humana. Llegó a la Cámara con diecinueve años y en cuatro décadas ha estudiado restauración, fotografía, marquetería, “todo lo que la Cámara me ha ofrecido como empleado”.

La programación cultural incluía teatro, títeres, danza, conciertos, ciclos de conferencias, visitas guiadas, proyección de películas y videos y producción de folletos y cartillas con temas de interés como “Vida y cultura de la Amazonía colombiana”, “Vida y obra de Bach, Handel, Schutz”, “Una aproximación a la geografía colombiana”, “La caricatura y el humor gráfico”, “Directorio activo cultural de la ciudad” y “Conservación de las obras de arte”.

Se hacían semanas culturales dedicadas a países como Japón, Alemania, Canadá, y se les invitaba a exponer sus tradiciones con fotografías, películas y manifestaciones artísticas. Se programaban foros de cultura y ciclos de cine con el Instituto Colombo Americano, el Instituto Cultural Colombo Alemán, el Instituto Italiano de Cultura, la Embajada de Canadá y la Alianza Francesa. La Cámara, como coordinadora del antiguo Focine en Medellín, fue promotora de la actividad cinematográfica y ofreció al público estrenos de directores antioqueños como Víctor Gaviria, Diego García, Teresa Saldarriaga, Maria Emma Mejía y Sergio García. Creó, además, el Premio Cámara de Comercio de Medellín en el Salón de Arte Joven del Museo de Antioquia (hoy llamado Nuevos Talentos en el Arte) y años después el Premio Nacional de Novela y Cuento.

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El maestro Pedro Nel Gómez en la celebración de los 75 años de la Cámara, 1980.
Archivo de la Cámara de Comercio de Medellín.

Tal abundancia de actividad cultural, apalancada por un generoso presupuesto, se fue quedando estrecha en las instalaciones del edificio y por eso, en 1983, bajo la dirección de Pedro Javier Soto Sierra, se decidió construir un edificio anexo en la parte posterior, de siete pisos, que se llamaría de la Cultura. Ese mismo año, adicionalmente, inició emisión la emisora de la Cámara, que se convertiría en un símbolo de la música clásica y la programación cultural de la ciudad.

La construcción del Edificio de la Cultura, inaugurado en marzo de 1984, respondía a un compromiso “con todas las manifestaciones que en el campo de la cultura tienen cabida, vinculándose en cada etapa con respuestas concretas a las inquietudes comunitarias”, como se lee en el informe de gestión de ese año. La obra, además, permitía crear un “pasaje cultural que llevara al visitante desde la avenida Oriental hasta la calle Maracaibo (o viceversa), en un recorrido por las diferentes áreas culturales disponibles”. Pasaje que en la actualidad cuenta con un pequeño parque lineal interior, una rampa de acceso para discapacitados y un puente que armonizan uno de los espacios más acogedores del Centro de Medellín.

Los tres primeros pisos del Edificio de la Cultura están diseñados con desniveles que se integran espacialmente, adecuados como “museo” para la realización de exposiciones de arte, muestras comerciales e industriales y para otros eventos. Se inauguró con la exposición “Desarrollo Económico y Social de Antioquia 1850-1984”, que exaltaba “los caminos que en el proceso de desarrollo económico y social ha recorrido el departamento para llegar al punto en que hoy nos encontramos”. Y con motivo de la muerte del maestro Pedro Nel Gómez, ese mismo año se hizo una exposición en homenaje a su vida y obra.

Un pasaje cultural abierto al mundo

Con sede propia, en la década siguiente, la Cámara consolidó una importante y variada programación cultural y de la mano de su emisora se convirtió no solo en un pasaje físico para cruzar una manzana del Centro de la ciudad de una calle a otra, sino en un verdadero pasaje cultural abierto al mundo.

Cámara FM 95.9, dirigida por Javier Rodríguez, fue en esos años finales del siglo XX el espacio ideal para atravesar fronteras y estar en contacto con la llamada “alta cultura”. Hasta principios del siglo XXI, cultivó un público de nicho muy exigente y culto, ofreciéndole música clásica “en sus más ricas, variadas y expresivas facetas” y las recordadas “Efemérides Musicales Cámara FM”, un recuento diario de fechas importantes en la vida de grandes artistas y de la historia de la música. Así como ciclos, homenajes y series que deleitaban a los oyentes con las vidas de quienes hicieron de la música una expresión artística superior.

Con el cambio de milenio, la Cámara enfrentó una serie de transformaciones internas para adaptarse a un nuevo siglo, que afectaron también la forma de entender su labor en el campo cultural. Medellín también se había transformado enormemente. Era una urbe de más de dos millones de personas que había conseguido ampliar su oferta y aspiraciones culturales.

La Cámara inició un trabajo conjunto con las universidades y creó programas como “Jóvenes talento”, “Encuentro de ritmos y cultura” y “Encuentro didáctico”. Todos protagonizados por jóvenes universitarios. El auditorio está dotado con un piano que está al servicio de los estudiantes de música todo el año, en presentaciones lideradas por Teresita Gómez y Blanca Uribe. La emisora, a partir de 2002, buscó ampliar su público y convertirse en un espacio para apreciar distintos géneros musicales alternativos, que abarcan desde el pop, el rock y el country hasta el lounge, el chill out y el jazz clásico y de vanguardia. Así mismo, abrieron su abanico de posibilidades con programas especializados en literatura, viajes, tecnología y cultura empresarial, y especiales dedicados a resaltar las experiencias de los empresarios de las grandes industrias de hoy y de los emprendedores que están creando las del futuro.

“La Cámara no ha dejado nunca de sensibilizar a la gente con el cine, la música, las artes plásticas, el teatro”, dice Anselmo mientras atraviesa el pasaje que la ha dado forma a su vida y a la de una ciudad.

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