Larga vida para esta sala, una de las más recientes con las que cuenta la ciudad, siete años ha que abrió, “y sin embargo se mueve” —como diría otrora tiempos el gran Galileo—. No solo de montajes propios vive la sede, por allí han pasado noveles agrupaciones de la ciudad, con propuestas que se avienen a su espacialidad, ideal como espacio no convencional, pues se puede modificar acorde a las exigencias de las obras a representar. Ejemplo de ello son las temporadas de Títeres porno, una propuesta de Adentro Producciones, huésped recurrente, y el paso de Teatro La Mosca Negra, agrupación que dirige Victoria Valencia.

Desde sus inicios como grupo, en 2003, Elemental mostró su afinidad con la obra poética de Fernando Pessoa, de allí surge Diálogo en el jardín de palacio (beca de creación en 2006), estrenada en Caja Negra (sala que lamentablemente cerró por razones de peso, no de pesos). Es, justamente, la obra llamada a inaugurar la sede, especie de galpón que han sabido adecuar y equipar para la representación. Su “gran” invento para revolucionar la escena local y mover públicos ha sido Invernía, Festival de Artes, un encuentro con lo imprevisto, del cual llevan ya cuatro versiones y se realiza por los meses de septiembre y octubre. Jornadas de reflexión que incluyen cine, teatro y parla, conferencias y diálogos fructíferos en torno a un autor o a una temática.

De las puestas en escena del grupo de planta se destacan Monólogos de la vagina, de Eve Ensler; Lloro solo por verte triste, poemas de Fernando Pessoa y sus heterónimos; De la muerte sin exagerar o un cielo bajo tierra, de la polaca Wislawa Symborska, premio nobel de literatura. Esta empresa teatral se consolida merced a la experiencia de su director John Viana: trece años con Teatro La Hora 25 y siete a bordo de su propio navío: Elemental (mi querido Watson) Teatro, no solo telúrico sino bien avenido con los cuatro elementos: aire, fuego, madera y tierra, desde luego. Sala con capacidad para ochenta espectadores, promedio.